La ropa blanca representa elegancia y pulcritud, sin embargo, con el paso del tiempo ésta podría tornarse amarillenta, perdiendo brillo y luminosidad. Es fundamental poner atención a la hora de su lavado para lograr que nuestras prendas blancas luzcan siempre como nuevas.
Aquí te daremos algunos trucos para cuidar la ropa blanca durante el lavado y devolverle ese blanco original tan lindo y reluciente:
Lava con agua a una temperatura alta (desde 40 a 90 grados), pero considerando ciertas excepciones: si las prendas son de algodón, la temperatura no puede superar los 30º C, de lo contrario se encogerían. Si las prendas son de seda, definitivamente no puedes lavarla con agua caliente.
No uses productos de limpieza con químicos en las prendas de poliéster. Esto puede manchar tus prendas.
Cuando laves tus prendas, presta mucha atención al agua que utilizas. Si el agua no es lo suficientemente clara puede manchar los tejidos.
No te pongas perfumes, desodorantes ni cremas cuando tengas una prenda blanca puesta. Es mejor aplicar estos productos de belleza antes de colocarnos la prenda, y esperar a que se sequen para evitar manchas amarillentas que terminen arruinándola y haciéndote pasar un mal rato.
Clasifica la ropa y lava lo blanco con lo blanco. Recuerda que, si mezclas las prendas blancas con las de color, corres el riesgo de que estas pueden desteñir y manchar la ropa blanca.
Siempre que puedas, seca tu ropa al sol: los rayos UV son blanqueadores por naturaleza, potenciando y dándole luminosidad a las prendas blancas.
Ahora que los sabes, luce tus prendas blancas con total libertad y sin temor, porque podrás mantenerlas como nueva, poniendo en práctica estos simples consejos.